A nuestros barrios, edificios y viviendas les ha llegado la hora de descarbonizarse. En los próximo años tendrán que ser más sostenibles y mejorar su eficiencia energética. Eso quiere decir que deberán consumir menos, aislarse más e incluso incorporar fuentes de energía renovables. Pero nuestro parque inmobiliario (25,7 millones de viviendas, de las cuales 19,3 son principales) deberá también tapar muchas de las grietas por donde hace aguas. El Gobierno quiere, además, edificaciones mejor conservadas, más confortables, accesibles, seguras y digitalizadas, como recoge el Plan de rehabilitación y regeneración urbana, que dotado con 6.820 millones de euros es uno de los diez ejes motrices del Plan de Recuperación, Transparencia y Resiliencia enviado a Bruselas.
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