Más del 50% de las viviendas del Principado de Asturias tienen una antigüedad superior a 40 años y se construyeron con una normativa de edificación que no tenía parámetros de eficiencia energética.
Nuestro parque de viviendas se deteriora y acumula evidentes carencias en los requerimientos de eficiencia energética y accesibilidad.
Si nuestro objetivo es disminuir el consumo y las emisiones de los edificios, debemos invertir en el parque ya edificado y principalmente en su envolvente. Si la envolvente no funciona no conseguiremos bajar el consumo.

Se necesita una estrategia integral de la rehabilitación porque durante décadas se ha priorizado la obra nueva, no somos conscientes de los efectos negativos que tiene habitar viviendas insalubres o en malas condiciones sobre nuestra salud y no hay cultura de la conservación y el mantenimiento de los edificios.
Nuestro objetivo es sanar un parque de viviendas envejecido y enfermo.
La UE se ha comprometido a lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 por lo que España, que se encuentra a la cola de Europa en la tasa de renovación de edificios, deberá multiplicar por 25 la cuota de rehabilitación para alcanzar los objetivos del Pacto Verde.
Ahora tenemos la oportunidad de llevar a cabo una transformación y que los edificios no se conviertan en un lastre.